07 agosto 2007

El distinto valor del tiempo

Si nuestro valorado cofrade Esteban Romera ha titulado su artículo “El valor del Euro”, yo quiero ahora poner unas letras al hilo del mismo, pero cambiando el enfoque, mirándolo desde el tiempo.

El tiempo hace tomar valor a las cosas, da experiencia a las personas, da el lugar que se merece a ciertas actitudes enmascaradas y concede grados a los buenos vinos.
Para todo el tiempo es un aliado al que hay que tener presente. No se puede correr más que el reloj, ni tampoco quedarse apeado del carril temporal, porque ambos comportamientos sólo traen conflictos y desfases.
Y parece que en esto del dinero el Consejo está cogiendo el ritmo al segundero del reloj de la justicia económica de las cofradías.

Afortunadamente me sorprendo y congratulo al ver que en el mismísimo Boletín de las Cofradías del Consejo General de HH. y CC. de nuestra Ciudad se incluye este artículo, bastante reivindicativo y esclarecedor a una postura totalmente cerrada en principio y llevada con cierta pesadumbre por los equipos de gobiernos que han ido pasando por la sede de San Gregorio.

No cabe duda que desde el año 1994 en que se erige canónicamente a nuestra Hermandad de Torreblanca, al Consejo de HH. y CC. le ha costado, y mucho, cómo abordar este nuevo plantel de Cofradías “de vísperas”. Todo estaba acotado y sin pensamientos de remover la nómina “oficial” de las 57 corporaciones de la Semana Santa.

Litros de saliva y ríos de tinta se han desperdiciado todos estos años para terminar haciendo algo que era justo conceder, antes o después. Dotar a las nuevas Cofradías de una subvención acorde a su derecho de igualdad. Porque aunque somos cristianos “catoliquísimos” y los evangelios nos enseñan una y otra vez cómo debemos ser y cómo debemos comportarnos ante nuestros semejantes, la realidad es bien distinta. A más de uno le fastidió y le sigue fastidiando que se crearan nuevas Hermandades en la Ciudad y que, además, exigiesen irse equiparando en derechos a las demás.

Fue un presentimiento vertido en una reunión por Ramón Pineda (q.e.p.d.), entonces Vicepresidente del Consejo, un poco desafortunado -y equivocado-, y en la que yo tuve la gracia de estar presente, junto a Juan Castellano (q.e.p.d.) y Vicente Alonso, el que me hizo ver cuan difícil íbamos a tener nuestras demandas. Esto fue pocos meses después que nos remitieran el Decreto de Erección Canónica, donde tuvimos la oportunidad de presentarnos al Sr. Presidente del Consejo, Antonio Ríos. Se habló de todo un poco. La intención de aquella Junta de Gobierno era saber donde pisábamos y qué requisitos debíamos cumplir y por dónde debíamos caminar. Siempre con actitud humilde, claro.

Pero aquella desafortunada frase nos hizo comprobar cómo estaba de receptivo el mundo cofrade purista respecto a estas nuevas Hermandades -entonces solamente la nuestra- y que con el paso del tiempo y otros tantos pensamientos vertidos en privado y a la luz pública, daban la razón a lo que hoy he comprendido. Aquella frase decía más o menos esto: “Si concedemos subvención, mañana hay cola de nuevas Hermandades en la puerta del Consejo para pedir”. Cómo si las Hermandades se crearan por puro capricho del Sr. Arzobispo.

Hasta el inicio del nuevo mandato en Consejo de Manuel Román no hubo intención de comenzar a mirar estas demandas. Aun así no estaba todo el camino allanado y costó al nuevo presidente y junta superior el arranque de una partida para ampliar aquellas 18.000.- ptas. que nos correspondían hasta entonces por los ingresos generales. Es decir, ingresos en los que tenían participación todas las hermandades de penitencia. El montante de Sillas y Palcos sólo era repartido para 57 Cofradías -sigue siendo así- que realizaban la Carrera Oficial.
Es decir, ese arranque de ampliación de subvención -siempre agradecido- partía de la cuenta del Consejo; no estaba directamente contemplado en la cuenta de la sección de penitencia. Pero todo hacía ver que en el nuevo plantel había una mirada distinta, una consideración comprometida con las nuevas hermandades.

Entre tanto hubieron muchos escritos, muchos errores, muchas reuniones, muchas demandas justas, tensas esperas, muchos sinsabores. Y lógicamente, para quien esto escribe, la mayor de las decepciones, vista la doble cara de la comunión de las Hermandades en el seno de San Gregorio. No voy a decir que me no encontré con personas consecuentes con su criterio cristiano. Pero sólo representan las típicas excepciones que confirman las reglas.

Para todo hay sabia nueva. Y creo que la que ha de venir dará otro cuarto de vuelta a la tuerca de las subvenciones. Gracias a Dios que el Sr. Cardenal ha creado más Hermandades de Vísperas, y como bien dice nuestro estimado Esteban Romera, ya son un número a tener en cuenta respecto a decisiones por votación, elecciones, etc,...
Me ha gustado esa conjeturada afirmación que hace del peso que ha tomado este grupo de Cofradías como cualquier otro de los días Santos... -disculpen que me ría- somos ahora el “Día de Vísperas”. Ojo al dato, porque en breve podrán ser más numero que el día con mayor número de cofradías. Este año, mirándolo como el resultado de un partido de fútbol: Vísperas 8 – Miércoles Santo 9.

No sé exactamente quien ha propiciado que esta punta de lanza penetre justamente en estas complicadas trincheras. Cual de los miembros de la Junta Superior ha incidido más en el asunto. Pero estoy seguro que Fermín Vázquez ha tenido mucho que ver. (Estupenda persona y mejor valedor del “día de vísperas”).
Todavía queda conseguir lo más difícil. Y es esa equiparación al resto de Hermandades de Penitencia. Los estatutos serán un dolor de cabeza, más bien, migrañas, para quien retome el tema. Y me parece que le toca al siguiente equipo de gobierno en San Gregorio. Y no es tanto el dinero, -que es importante-, sino de la manera en que se concede. Sigue sin quebrarse la hegemonía del reparto de Sillas y Palcos. Puede que hasta se equipare la cantidad en un futuro en la forma que se ha conseguido inyectar euros hasta ahora a las vísperas, pero el concepto de esta cantidad viene dada por la cuenta del consejo, como antes decía. Y esto es lo que de verdad duele.

Pero igual que comenzaba, termino. Tiempo... tiempo es lo único que necesita todo fruto para que madure. Y, una de dos, o el fruto se recolecta en su momento, o termina cayéndose del árbol con olor a podrido. Y esto ya va criando pulgoncillos alrededor.
Vamos, que esto ya está maduro y bien maduro para andarse con tanto remilgo leguleyo.

Una abrazo a todos.

Agolpedemartillo